21 ago 2022
La visión romántica y la visión realista del amor
30 jul 2022
Elegir no abrirme,
poner 73 candados antes de que alguien llegue al núcleo de mi alma.
No querer ó no poder mostrar
una lágrima
una sonrisa verdadera
sostener la mirada.
No querer sentir.
asustarme ante el interés genuino de otra persona.
Todo lo que quiero me aterra,
las caricias
los besos
las expresiones de cariño.
Me quiero hacer un bollo chiquitito y llorar
y que alguien me abrace y me diga que todo va a estar bien,
me toque el pelo
me recuerde respirar lento.
Y poder quedarme quieta
disfrutando la simpleza
de cualquier expresión de amor.
Carta a una amiga a la que no le puedo hablar.
Y la verdad, no sé por qué.
Con la cantidad de falta de cariño en este mundo, ¿quién habría de dejar de querer un amigo?
Según ella, la culpa la tengo yo. Con excusas vagas y palabras que no significan nada me explica que tengo actitudes que no le gustan. Que no la llamo lo suficiente ni me preocupo por ella lo suficiente.
17 jun 2022
De cicatrices y sus historias
Estábamos en clase. Loli me mostró su navaja, y yo me puse a abrir todos sus cuchillos. Era emocionante ver cómo tantos filos con tantas formas podían entrar en una pieza tan chiquita. Después de unos muy pocos minutos, vi que mi mano estaba empapada de sangre, cubierta por un caudal del cual no podía descubrir un origen: nada me dolía, nada me molestaba, pero claramente en algún lado me había cortado.
Y ya no tengo que justificarme.
4 jun 2022
buscando un punto de isnpiración en estos ladrillos, en estas luces, en este extraño que hace 20 minutos se confesaba oriundo de Malasia que se había enamorado de Latinoamérica y vivía en Sao Paulo.
Sentada acá te busco, a vos, a la que está metida dentro de la coraza de un árbol profundo en medio de un bosque profundo.
A vos que quisiste llevarte todo por delante, creyendo que podrías, creyedo que eras especial, que las emociones fuertes iban a callar en algún momento todos los gritos de tu alma.
Que tu dolor, enterrqado dentro de las entrañas de tu mente, iba a permanecer ahí si le dabas distracciones suficientes como para no tener motivos para salir y enfrentarte a una realidad que, en parte desconocías, pero que temías fuese parte de tu historia.
Aprendiste o implosionaste.
#Escribo para entender. Entender qué es lo que pasé, en ese agujero de 9 años, donde mi alma se transformó tanto que ya no pude reconocerla. Donde fui a explorar, y al explorar al mundo, el mundo me exploró a mí. Y me dio miedo. Y no estaba preparada para eso.
La mirada de lo ajeno, las culturas distintas, introducir del aire todo lo nuevo que pudiera conocer no era más que el abismo reflejado en mí.
Jugué a las mil personalidades, a la Majo adaptada al sudeste asiático, Majo adaptada a Oceanía, Majo adaptada al medio oriente, a África. Siempre sentí que poder adaptarme tan fácilmente a culturas distintas era un "asset" que tenía. Pero era, tristemente, mi falta de ingredientes, mi repudio a lo que me conforma, mi desprecio hacia mis genes y mi pasado, que hizo que buscara sosiego en cualquier país que me acogiera.
La idea de una nueva vida, una nueva familia... fueron un parámetro, una estructura constante para sentirme parte de algo que, en esta vida, siento que está equivocado.
Siento la soledad de un niño adoptado que no sabe nada de donde viene su familia.
Siento que nací en otro lugar, en otra familia, en otra cultura. Y que nadie lo sabe ni lo supo jamás.
Mi vida la formé encontrando pedazos de culturas que resonaban con mi ser, y así formando una nueva "nacionalidad"; la mía, la original, única, o lo que sea que fuere.
Elegí ser incomprendida, hablar con palabras adoptadas, expresiones de otras culturas, movimientos del otro lado del mundo, creencias y recuerdos que no se acomodan a la facilidad católica de Latinoamérica, mi región de origen. Sentía que eso me hacía única y fascinante. Lo que de tanto en tanto es real, pero la mayoría de los veces causa separación a raíz de la falta de entendimiento.
No lo sé. Ya no lo sé.
No sé quién soy.
No sé a quién amar.
A la sombra de quien una vez fui, a quien protegí bajo 70 candados,
o a la que se aventuró al mundo dispuesta a perderse en él,
y que el mundo se pierda en mí.
25 feb 2022
Nos encontramos cuando los dos permitimos que otras causas liberen lo que ya llevamos dentro.
Cuando ya no nos importa la diplomacia, ni los títulos, ni las presentaciones.
Nos encontramos en ese tercer trago y esa sonrisa cómplice. En el universo del Platón. Ahí nos conocemos, nos gustamos, nos deseamos, nos entendemos.
Ahí donde nuestras pobres almas mortales descansan en la discresión de echarle la culpa a lo externo por sentirnos parte de algo que quizás allá, en el mundo real, no nos pertenece.
No toda relación tiene que cruzar el abismo de lo real y lo cotidiano.
Y yo puedo querer lo que sos.