21 may 2025

Una chica de cuatro años
volviendo, silenciosa, a la cama donde estaba su hermana mayor.
Tratando de entender un sentimiento nuevo
espero no conozcas este sentimiento.
Pero es sobre no saber qué fue lo que pasó
pero saber que estaba mal.

Cuando eras chica
le tenías miedo a un reloj.
Un reloj que estaba colgado en el cuarto de tu casa de vacaciones
Que hacía un ruido en cada segundo
tic-tac, tic-tac, tic-tac.

Estabas aterrorizada de ese ruido
el segundero te hacía pensar en el paso del tiempo
en una bomba a punto de explotar. O en la muerte.
Siempre pensaste en la muerte.

Aterrada, chiquita como eras
te fuiste a la cama de mis abuelos.
Tu abuela no estaba.
Tu abuelo agarró tu mano en un gesto que imaginaste era para darte la seguridad que una chica de 4 años necesita cuando le tiene miedo a un reloj porque piensa que ese ruido se parece a una bomba a punto de explotar.

No sabías que tu mano podía provocarte una traición tal
sentiste la textura, la temperatura fría
que luego ya no era fría
y tenía vida. 
Y quitaste tu mano.
No sabías qué estaba pasando
que te estaban haciendo hacer.
Pero conociste el sentimiento
de no saber por qué, pero estar segura que éso estaba mal.

En silencio volviste a la cama donde estaba tu hermana
lloraste hasta que tus ojos, cansados, te obligaron a dormir.

Y enterraste ese recuerdo por décadas.
Nunca pensaste en tu abuelo ni en esa noche ni en ese reloj ni en esa textura con esa temperatura
ni de tu mano que, guiada por la mano de tu abuelo,
iba para arriba y para abajo.
Y de ése horrible, horrible sentimiento de haber hecho algo mal y no saber qué era.

Décadas.
Y un día, después de armar tu vida viajando y alejándote cuanto más puedas de ese país
estabas lavando platos
y todo este recuerdo te cayó como la bomba atómica que comenzó a sonar ése día en ése cuarto y al fin decidió detonar.

Y empezaste un camino de duelo, asco, dolor, y todo lo que uno debe pasar antes de lograr la aceptación.
La lágrima por esa niña que lloró en silencio hasta dormir
y enterró en 72 candados su corazón
y nunca más quiso hablar ni sentir ni nada.

Ésa niña que hoy le cuesta confiar
que no le van a romper el corazón

Esa niña que sabe que no la van a cuidar
que no la van a ver.

Décadas de un corazón roto
de una mente rota
de una niña con miedo
buscando un alma que la acune.
Un alma que nunca la acunó.

Las cosas por su nombre.
Sí fue abuso sexual. Sí fue pedofilia. Sí fue incesto.
Qué no fue?
Mi culpa.