Yo realmente no puedo creer lo que despertás en mí. No sos nadie y sin embargo significás tantas cosas, tantas revoluciones y cambios de ánimo, esperar verte quizá sin querer verte, al fin y al cabo siempre cumplo el objetivo: siempre estás. Por mas de que me esconda de mí buscándote y negándolo. Por mas que diga lo que no pienso, y piense lo que no quiero pensar. Y más allá de eso, el esperar que estés siempre y la lucha interna por llamarte o no llamarte me mata. Lo peor y quizá mejor es que me mata para bien, me mata con un placer increíblemente dulce. Te describo como lo inmortal, lo irresistible y lo eterno. Como lo posible pero imposible, ¿que es lo que quiero de vos?
Para empezar, medirme quiero. No quiero empezar a sentir... (dame tregua)
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