En toda nuestra gama
de cosas que almacenamos en la memoria,
hay un tipo de recuerdo
que queremos olvidar.
Generalmente nos quedamos con lo bonito
con el aroma de ésa flor
ó esa mañana desayunando frente al mar.
Queremos aferrarnos a esos minutos que llamamos felicidad.
Qué ganas de que la memoria sea
sólo un rejunte de segundos felices
de olores de flores
abrazos con sentido
tequieros salidos de las bocas correctas.
Muchas veces lo es.
Pero en nuestro afán de recolectar lo que nos hace felices
recolecté todas esas memorias con vos.
Tu sonrisa, tu maldita sonrisa
con una ceja levantada
y ésa mirada pícara
que mi cerebro considera de las cosas más bonitas
que haya visto jamás.
El recuerdo de tu mano tosca
no soltando la mía ni un segundo
mientras, no se, mirábamos tele
un martes cualquiera.
El atardecer rojo visto desde tu (nuestro) balcón.
Tus abrazos
que me emocionaban hasta el fondo de mi alma
con su puta perfección de posición y firmeza
que mi cuerpo consideró
hacer nido en ellos
y tomarlos como molde de todos los abrazos
que me fueran a dar por el resto de mi vida,
todos los que le siguieran
serían comparados con los. tuyos.
Pero más que nada tu sonrisa pícara.
¿Cómo le digo a mi cuerpo, a mi mente y a mi corazón
que esos recuerdos,
definiciones de la felicidad,
deben ser borrados para siempre y salir de mí?
Cómo les exijo eliminar los tesoros más grandes de mi memoria,
los segundos más felices,
con los que aprendí lo que se denominaba amor?
Cómo le explico a la memoria que éso es todo
lo que quiero en mi vida
pero que recordarlo me destruye?
pero que por favor lo olvide, momentáneamente,
para poder sobrevivir en este mundo gris?
Cómo te quito de mí?
Por favor,
cómo te quito de mí?
