4 nov 2025

 es muy simple
No quiero vivir más.

No se dice en voz alta porque la gente se asusta.
No quiere decir que me vaya a suicidar.
Quiere decir que no quiero vivir más.
No le veo emoción o alegría al mero hecho de vivir.


No tengo ganas.
No tengo ganas de despertarme por las mañanas 
y de pensar en un nuevo día
No tengo ganas de hacer café
No tengo ganas de ver gente.

No tengo ganas de cocinar
y tampoco de comer conscientemente

No tengo ganas de hacer ese rompecabezas
de contestar emails
de tener reuniones

No tengo ganas de explicarle a la gente por qué no tengo ganas.
No tengo ganas de que me den ganas de llorar

Tampoco tengo ganas de morir.

No tengo ganas de vivir la vida
Lo que sí tengo ganas
es de tener ganas.

29 oct 2025

Oda a lo que queremos olvidar

En toda nuestra gama 
de cosas que almacenamos en la memoria,
hay un tipo de recuerdo
que queremos olvidar.

Generalmente nos quedamos con lo bonito
con el aroma de ésa flor
ó esa mañana desayunando frente al mar.

Queremos aferrarnos a esos minutos que llamamos felicidad.

Qué ganas de que la memoria sea
sólo un rejunte de segundos felices
de olores de flores
abrazos con sentido
tequieros salidos de las bocas correctas.
Muchas veces lo es.

Pero en nuestro afán de recolectar lo que nos hace felices
recolecté todas esas memorias con vos.
Tu sonrisa, tu maldita sonrisa
con una ceja levantada
y ésa mirada pícara
que mi cerebro considera de las cosas más bonitas
que haya visto jamás.

El recuerdo de tu mano tosca
no soltando la mía ni un segundo
mientras, no se, mirábamos tele
un martes cualquiera.

El atardecer rojo visto desde tu (nuestro) balcón.

Tus abrazos
que me emocionaban hasta el fondo de mi alma
con su puta perfección de posición y firmeza
que mi cuerpo consideró
hacer nido en ellos
y tomarlos como molde de todos los abrazos
que me fueran a dar por el resto de mi vida,
todos los que le siguieran
serían comparados con los. tuyos.

Pero más que nada tu sonrisa pícara.

¿Cómo le digo a mi cuerpo, a mi mente y a mi corazón
que esos recuerdos, 
definiciones de la felicidad,
deben ser borrados para siempre y salir de mí?

Cómo les exijo eliminar los tesoros más grandes de mi memoria,
los segundos más felices,
con los que aprendí lo que se denominaba amor?
Cómo le explico a la memoria que éso es todo 
lo que quiero en mi vida
pero que recordarlo me destruye?
pero que por favor lo olvide, momentáneamente,
para poder sobrevivir en este mundo gris?

Cómo te quito de mí?
Por favor, 
cómo te quito de mí?

Una sobre los recuerdos

La mente no almacena un solo tipo de recuerdo. Un recuerdo no es más que la última versión guardada, editada por el último sentimiento al respecto, de nuestra alma en el almacenamiento RAM de nuestra memoria.

Aunque la situación haya sido la misma, el recuerdo muta. Cambia. Se transforma.

Algo que me hizo llorar desconsoladamente en la infancia hoy me da risa.

Entonces ¿qué son los recuerdos?¿Para qué sirven?¿Por qué cambian? y lo más importante, ¿Qupe hace que se queden unos y otros no?

Hay recuerdos que son estructura de nuestros pensamientos: todas ésas veces que nos pasaron o nos dijeron cosas que nos quedaron grabadas con fuego, como pinturas rupestres que se mantienen intactas por miles y miles de años, si llegáramos a vivir tanto. "La plata compra recuerdos", "Elegí qué batallas luchar" - ó esa vez que quise probar a qué sabía la mostera y fue así como aprendí que era tóxica para los humanos.

Hay otros recuerdos que quedan, pero borrosos. ¿Así pasó? Pues ya no lo sabremos nunca. Son quizá esos momentos que, por algún motivo, los modificamos para que hagan caso a nuestra retórica de los hechos o la manera que a nosotros nos gustaría interpretar lo que pasó. Porque a veces es demasiado duro recordar que esa persona en realidad no nos abrazó, o nos sentimos tristes en un momento "oficialmente" feliz, o lo que sea que haga que querramos cambiar la trama de un recuerdo. Mitad realidad, mitad fantasí, hasta que se dessibuja completamente el núcleo y ya ni sabemos si eso pasó o lo soñamos.

Luego están los recuerdos que no se guardan en la memoria sino en el inconsciente. Ésos que nos da miedo sólo el hecho de saber que existen, que están allí, y que pueden aparecer sin pedir permiso y exigir unos cuantos meses de revolución interior hasta que sabemos qué hacer con ellos.

No quiero olvidar mencionar ésos recuerdos de cosas vergonzosas que hicimos en nuestra vida, que la gente y nosotros lo notamos, que quedamos como unos idiotas y que nadie más que nosotros recuerda. Ellos aparecen y nos hielan los huesos cuando estamos intentando dormir. Esos sos hasta mis favoritos, intrépidos, embarazosos; tan únicos y ridículos que dan risa.

Y por último, todos los recuerdos que queremos olvidar. Los que viven con nosotros, en nuestro día a día, se mezclan entre pensamientos cotidianos y se entrometen en nuestars ganas de seguir adelante con nuestra vida y olvidarlos por siempre para que no nos sigan rompiendo el corazón. Les escribiré una Oda. Ésos recuerdos son vos. 


21 may 2025

Una chica de cuatro años
volviendo, silenciosa, a la cama donde estaba su hermana mayor.
Tratando de entender un sentimiento nuevo
espero no conozcas este sentimiento.
Pero es sobre no saber qué fue lo que pasó
pero saber que estaba mal.

Cuando eras chica
le tenías miedo a un reloj.
Un reloj que estaba colgado en el cuarto de tu casa de vacaciones
Que hacía un ruido en cada segundo
tic-tac, tic-tac, tic-tac.

Estabas aterrorizada de ese ruido
el segundero te hacía pensar en el paso del tiempo
en una bomba a punto de explotar. O en la muerte.
Siempre pensaste en la muerte.

Aterrada, chiquita como eras
te fuiste a la cama de mis abuelos.
Tu abuela no estaba.
Tu abuelo agarró tu mano en un gesto que imaginaste era para darte la seguridad que una chica de 4 años necesita cuando le tiene miedo a un reloj porque piensa que ese ruido se parece a una bomba a punto de explotar.

No sabías que tu mano podía provocarte una traición tal
sentiste la textura, la temperatura fría
que luego ya no era fría
y tenía vida. 
Y quitaste tu mano.
No sabías qué estaba pasando
que te estaban haciendo hacer.
Pero conociste el sentimiento
de no saber por qué, pero estar segura que éso estaba mal.

En silencio volviste a la cama donde estaba tu hermana
lloraste hasta que tus ojos, cansados, te obligaron a dormir.

Y enterraste ese recuerdo por décadas.
Nunca pensaste en tu abuelo ni en esa noche ni en ese reloj ni en esa textura con esa temperatura
ni de tu mano que, guiada por la mano de tu abuelo,
iba para arriba y para abajo.
Y de ése horrible, horrible sentimiento de haber hecho algo mal y no saber qué era.

Décadas.
Y un día, después de armar tu vida viajando y alejándote cuanto más puedas de ese país
estabas lavando platos
y todo este recuerdo te cayó como la bomba atómica que comenzó a sonar ése día en ése cuarto y al fin decidió detonar.

Y empezaste un camino de duelo, asco, dolor, y todo lo que uno debe pasar antes de lograr la aceptación.
La lágrima por esa niña que lloró en silencio hasta dormir
y enterró en 72 candados su corazón
y nunca más quiso hablar ni sentir ni nada.

Ésa niña que hoy le cuesta confiar
que no le van a romper el corazón

Esa niña que sabe que no la van a cuidar
que no la van a ver.

Décadas de un corazón roto
de una mente rota
de una niña con miedo
buscando un alma que la acune.
Un alma que nunca la acunó.

Las cosas por su nombre.
Sí fue abuso sexual. Sí fue pedofilia. Sí fue incesto.
Qué no fue?
Mi culpa.

5 feb 2025

Caffé Morrison dos vidas después

Después de un rato, me vuelvo a sentar en este café.

No sé cuánto tiempo pasó - una vida, dos, ó cinco minutos.
Ya no soy la que estaba sentada en esta pequeña mesa, al lado de la ventana, mirando para afuera. Ésa chica se fue a perseguir sus sueños de viajar por el mundo y de huir - sí, huir- de las cosas que le causaba demasiado dolor procesar.
Ésa chica necesitaba ver otras cosas, vivir un poco, adquirir "experiencia" en vaya uno a saber en qué uno adquiere experiencia cuando viaja. Ésa chica necesitaba crear una nueva realidad. Una que deshiciera los nudos que no estaban dejando respirar su alma.

La mesa la había quedado chica. Y se fue. Y volví yo.

Y tengo el mismo nombre y las mismas pecas y la misma sensación abrumadora cuando escucho el minuto 3 segundo 14 de Starálfur de Sigur Rós.

Pero no soy la misma chica sentada en esa mesa. 
A veces la extraño y quiero volver a ser ella. Ella era más poeta que yo. 

Pero hoy me vuelvo a sentar en esta mesa que nunca existió, y nunca existió porque nunca logré ir al CaffeMorrison de verdad y ahora alguien lo compró y le cambió el nombre, así que el caffé morrison ya no existe, ya no es, al igual que la chica que comenzó este blog, que también ya no es. 

Y éso es porque todos vivimos en este espacio metafísico, el de la imaginación, el de un universo paralelo en el que sí existimos. 
Y en la mesa de al lado está Albert Camus, Charles Bukowski. José Saramago. Julio Cortázar. En una esquina está, solo, Vladimir Navokov, y todos le miramos con admiración pero con distancia porque Navokov desnudó su mente un poco más de lo que a varios nos parece tolerable. También está Roberto Fontanarrosa charlando con Roald Dahl, riéndose de los dobles sentidos de las cosas y la fina línea entre literatura para adultos y para niños.
Está Jean-Baptiste Clemence, sentado hace siglos conversando con su eterno interlocutor de La caída.
Hay un perro callejero que dejaron pasar porque hace frío y llueve afuera.

Están todos los poetas reunidos aunque no los vemos.
Y si están todos los poetas y estoy yo, hay esperanzas de volver a la magia.

El Miedo.

De verdad,
en qué momento comenzamos a rechazar los abrazos?
O a no darlos porque no sabemos cómo serían recibidos del otro lado?

Hablo de los abrazos de verdad. Del contacto de verdad.

En qué momento decidimos, colectivamente, que ya no seríamos vulnerables con el otro?
Que mostrarnos tal cual somos era pecado?
Que comer solo en un restaurant sin mirar el teléfono era lo anormal?

En qué momento nos comenzamos a definir por las letras en la tarjeta de negocios?
Que la manera de ganar dinero es un elemento tan importante de nuestra personalidad?

En qué momento creímos que la llave para el amor era ser admirado por el otro?
Que teníamos que llegar "listos", sabiendo todo, intuyendo todo, sin cometer errores?

¿En qué momento nos olvidamos cuándo callar la puta boca para poder disfrutar del dulce misterio del silencio?
De igual manera,
En qué momento dejamos de hablar las verdades de nuestro corazón por miedo a que no sean entendidas o recibidas?


Es decir
No sabemos callar la puta boca
pero no decimos las cosas que nuestra alma grita.

¿Qué estamos haciendo?



Quote del día: "Imagine what fun life would be if you didn´t have those neurotic, personal thoughts going on within you. You could enjoy things, and you could actually get to know people instead of needing them. You could just live and experience your life, instead of trying to use life to fix what´s wrong inside of you" Michael Singer, The untethered soul.


18 feb 2024

Como Amaranta
Que tejia y destegía su mortaja,
Hoy yo tengo que destejer
Todo esto que siento por vos.

Me tocan mis cien años de soledad,
No por quedar sola,
Sino por vivirlos sin ti.

Ay, amor, qué me has hecho,
Atrapándome en tu manto dulce,
ése que terminó por sofocarme
y no dejarme respirar sin ti
Pero también sin mí.

Ay, amor, lo cerca que estuvimos
de que esto fuese posible.
La vida entera,
El olor a bebé
El ladrido de los perros,
El sosiego de tu mano.

Gracias por mostrarme
Todo, todo lo que puedo llegar a sentir.
El amor desenfrenado,
El sí instantáneo
El sueño hecho realidad.

La verdad es que me lo deseo.
Sentir así. Perderme así.
Me deseo toda la enormura del corazón
Todo lo que sentí por ti 

Pero con alguien que entienda
Que la imperfección es lo perfecto,
Que en el error se encuentra el amor,
Y que la utipía
no existe.

21 ago 2022

La visión romántica y la visión realista del amor

Hay tantos tipos de amor.
Yo pensé, en mi infinita inocencia, que todo amor provenía del amor romántico.
Del flechazo.
De la pasión desenfrenada donde nada más se puede hacer
que amar.

Después fui expuesta al amor según la tradición Hindí y musulmana:
Dos familias se encuentran, arreglan finanzas,
arreglan sociales
se hacen quedar bien entre la una y la otra,
y llegan a un acuerdo.
Y juntan a los dos jovenes parte de cada una por unos 20 minutos.
En esos 20 minutos los jóvenes tienen que decidir si se van a casar.

Por un rato me desconfiguró la cabeza:
¿cómo flechás en 20 minutos?
¿y qué si te equivocás?
¿y qué si no se aman?

El punto no está en el flechazo.
El flechazo es cuento de Disney.
El punto está en aprender a amar al otro,
aceptarlo con sus cosas pequeñas
sus detalles que no importan tanto
sus excesos de alegría o de drama.
Que las personas sean personas
junto con otro.

(ni empecemos con los prejuicios sobre los matrimonios)

Siento que el amor romático flaquea
y es débil en conocer y aceptar
y a la primera de cambio
viene un divorcio.

Yo no creo que deba ser así.
Como la familia, aprendemos a amar con errores
sin perfección,
como seres humanos que somos.

A veces siento que
soy demasiado romántica
como para creer en el amor.

30 jul 2022

 El sufrimiento más grande de mi vida es elegir la soledad, una y otra vez.
Elegir no abrirme,
poner 73 candados antes de que alguien llegue al núcleo de mi alma.

No querer ó no poder mostrar 
una lágrima
una sonrisa verdadera
sostener la mirada.

No querer sentir.

Sentirme invadida cada vez que una persona busca mi mano,

alertarme ante una caricia,
asustarme ante el interés genuino de otra persona.
Todo lo que quiero me aterra, 
las caricias
los besos
las expresiones de cariño.

Me quiero hacer un bollo chiquitito y llorar
y que alguien me abrace y me diga que todo va a estar bien,
me toque el pelo
me recuerde respirar lento.

Y poder quedarme quieta 
disfrutando la simpleza 
de cualquier expresión de amor.

Carta a una amiga a la que no le puedo hablar.

Hoy perdí una amiga.
Y la verdad, no sé por qué.

Con la cantidad de falta de cariño en este mundo, ¿quién habría de dejar de querer un amigo?
Según ella, la culpa la tengo yo. Con excusas vagas y palabras que no significan nada me explica que tengo actitudes que no le gustan. Que no la llamo lo suficiente ni me preocupo por ella lo suficiente.

Y me hace sentir mal.
Me hace sentir una ser humana incompleta.
Como si yo tuviera una culpa de ser quien soy.

Nunca cambié.
y los cimientos de nuestra amistad se basaron en querer y aceptar quién era cada una.
o por lo menos eso es lo que yo llamo amistad.
El tener una persona conectada con uno mismo, más allá de los juegos que pueda traer el tiempo o la geografía.

Yo no cambié. Nunca cambié quien soy.
No soy perfecta. No soy presente. No llamo para preguntar cómo fue la clase de canto.
Me mudé tantas veces, empecé de nuevo tantas veces, que la vida me lleva a enfocarme en lo que tengo enfrente, y construir cimientos sólidos para lo que no tengo enfrente.
Yo no llamé. Intenté mantenterme cerca.
Me subí dos veces a un avión para verte.

La  traición fue tuya.
Vos quebraste lo que yo llamaba amistad.
Y el enojo es mío.

17 jun 2022

De cicatrices y sus historias

 Cuando teníamos unos 11 años a una amiga del colegio le regalaron una navaja suiza para su cumpleaños. Las navajas suizas son ésos estuches que se abren en mil cuchillos, muy práctico si sos marinero o pescador o te gusta acampar. Poco comprensible si sos una chica de 11 años.

Estábamos en clase. Loli me mostró su navaja, y yo me puse a abrir todos sus cuchillos. Era emocionante ver cómo tantos filos con tantas formas podían entrar en una pieza tan chiquita. Después de unos muy pocos minutos, vi que mi mano estaba empapada de sangre, cubierta por un caudal del cual no podía descubrir un origen: nada me dolía, nada me molestaba, pero claramente en algún lado me había cortado.

Pedí permiso y me fui al baño tratando de no mostrar mi mano ensangrentada. No quería que el colegio, extremadamente católico y cuidadoso, llamara médicos que me cosieran lo que fuera que me haya cortado. En el baño, limpiándome, descubrí la herida: un tajo grande y profundo en mi dedo gordo derecho, causado probablemente por una de las navajas, nuevas, brillantes y filosas, de ése cortaplumas. Yo veía la herida, veía la sangre; sangre muy pura que sale de bien adentro de la piel, pero no sentía dolor. El filo de ésa navaja era tan perfecto que yo sabía que ésta sería una cicatriz de por vida, pero no sentía el dolor. El corte era tan inesperado, tan poco previsible, que en ningún momento me enteré de lo que había pasado hasta que vi la sangre derramada, pero no sentía dolor.

Unos trece años más tarde, luego de escribir algunos textos y tener algunas conversaciones profundas sobre lo que le sale a uno del alma cuando te preguntan sobre la vida, Lucas me preguntó: "Pero quién te creés que sos?"

Su pregunta iba dirigida, creo yo, al hecho de que yo estaba en un momento de gran creatividad y grandes escritos sobre mis teorías de la vida (en este blog, año 2009 o por ahí). Yo escribía porque escribir es mi manera de vivir, mi manera de ver y sentir las cosas, de preguntarme cuestiones existenciales. Escribir me salió siempre natural, y sacar mis cosas de adentro (del corazón, la cabeza ó la tripa) fue siempre mi manera personal de crear amor desde mí misma -algo que cada vez nos olvidamos más de hacer.

"Quién te creés que sos?"


Pasaron otros trece años de ésa pregunta.

Y, tal como la navaja suiza, el corte en su momento no dolió, ni noté que había pasado. Pero la cicatriz me marcó profundamente. Algo dentro mío se apagó, como una planta a la que le quitan el sol y deja de poder hacer sus procesos básicos para subsistir. Lentamente, sin darme cuenta, la herida -que fue directo al alma- empezó a quitar el oxígeno de mi pluma, de mi mente. Dejé de hablar de cosas que no tenían evidencia científica, porque ahora tenía que justificar todo lo que decía, para poder tener autoridad en mis palabras y nadie nunca más me preguntara quién me creo que soy.

Y de todas las heridas, ésta es una de las que más duele.
Porque es previsible el dolor innato de la vida, las separaciones, los desencuentros, los engaños. Ésos dolores uno los reconoce al instante.

Recién hoy encuentro la fuente de esta cicatriz interna. Y mi alma respira. Y se siente liberada. Y me dice que puedo volver a escribir, porque soy parte de éste todo y eso hace que, entonces, mi verdad exista como existen las montañas o el viento.

Y ya no tengo que justificarme.




Quote del día: 

This is how it works: 
you peer inside yourself
you take the things you like
and try to love the things you took.
And then you take that love you make
and stick it into someone else´s heart
pumping someone else´s blood
and walk arm and arm
you hope you don´t get hurt
but even if it does
you just do it all again

Regina Spektor - On the radio.


4 jun 2022

 Sentada en el café número infinito de esta vida
buscando un punto de isnpiración en estos ladrillos, en estas luces, en este extraño que hace 20 minutos se confesaba oriundo de Malasia que se había enamorado de Latinoamérica y vivía en Sao Paulo.
Sentada acá te busco, a vos, a la que está metida dentro de la coraza de un árbol profundo en medio de un bosque profundo.

Te busco a vos, que tenés miedo de salir. Que el mundo te asustó, te hizo sentir sola y buscaste con todas  tus  fuerzas ser ésa persona invencible que todo lo puede y que nadie va a desrribar.
A vos que quisiste llevarte todo por delante, creyendo que podrías, creyedo que eras especial, que las emociones fuertes iban a callar en algún momento todos los gritos de tu alma.
Que tu dolor, enterrqado dentro de las entrañas de tu mente, iba a permanecer ahí si le dabas distracciones suficientes como para no tener motivos para salir y enfrentarte a una realidad que, en parte desconocías, pero que temías fuese parte de tu historia.

Viajaste o huiste.
Aprendiste o implosionaste.

Hiciste lo que pudiste.

Y hoy, sentada en este café en Mexico,
con el vacío de saber que el CaffeMorrison original fue vendido y en su lugar se instaló un diseño moderno que no sabe a Caffé Morrison,
sintiendo que éso debiera significar (¿quizá?) un cambio de casa
te das cuenta que toda la emoción, la adrenalina, las nuevas personas
las noches de baile desaforado
las amistades de extraños
las aventuras increíbles

fueron ruido.
El ruido que buscaste generar para no quedar en silencio.

Porque tu miedo es el vacío.
El vacío de que no haya más nada para afuera.
El vacío de no ser correspondida
de que tu alma no encuentre sosiego
de que nadie te entienda.

El vacío de un alma profunda
que no se puede expresar.

¿desde cuándo decidí callarla?


No cambio ni un segundo de mis 9 años de ruido. Me hicieron aprender todo lo que hoy sé.
tuve que contaminarme para poder reconocer el daño.
Tuve que rodearme de miles y miles
para conocer, realmente, la soledad.

La compañía no se cuenta con los dedos de la mano,
se cuenta con el aire del alma.


 #Escribo para entender. Entender qué es lo que pasé, en ese agujero de 9 años, donde mi alma se transformó tanto que ya no pude reconocerla. Donde fui a explorar, y al explorar al mundo, el mundo me exploró a mí. Y me dio miedo. Y no estaba preparada para eso. 

La mirada de lo ajeno, las culturas distintas, introducir del aire todo lo nuevo que pudiera conocer no era más que el abismo reflejado en mí. 

Jugué a las mil personalidades, a la Majo adaptada al sudeste asiático, Majo adaptada a Oceanía, Majo adaptada al medio oriente, a África. Siempre sentí que poder adaptarme tan fácilmente a culturas distintas era un "asset" que tenía. Pero era, tristemente, mi falta de ingredientes, mi repudio a lo que me conforma, mi desprecio hacia mis genes y mi pasado, que hizo que buscara sosiego en cualquier país que me acogiera.

La idea de una nueva vida, una nueva familia... fueron un parámetro, una estructura constante para sentirme parte de algo que, en esta vida, siento que está equivocado.

Siento la soledad de un niño adoptado que no sabe nada de donde viene su familia.

Siento que nací en otro lugar, en otra familia, en otra cultura. Y que nadie lo sabe ni lo supo jamás. 

Mi vida la formé encontrando pedazos de culturas que resonaban con mi ser, y así formando una nueva "nacionalidad"; la mía, la original, única, o lo que sea que fuere.

Elegí ser incomprendida, hablar con palabras adoptadas, expresiones de otras culturas, movimientos del otro lado del mundo, creencias y recuerdos que no se acomodan a la facilidad católica de Latinoamérica, mi región de origen. Sentía que eso me hacía única y fascinante. Lo que de tanto en tanto es real, pero la mayoría de los veces causa separación a raíz de la falta de entendimiento.


No lo sé. Ya no lo sé.

No sé quién soy.

No sé a quién amar.

A la sombra de quien una vez fui, a quien protegí bajo 70 candados,

o a la que  se aventuró al mundo dispuesta a perderse en él,

y que el mundo se pierda en mí.



25 feb 2022

 Nos encontramos cuando los dos permitimos que otras causas liberen lo que ya llevamos dentro. 

Cuando ya no nos importa la diplomacia, ni los títulos, ni las presentaciones.

Nos encontramos en ese tercer trago y esa sonrisa cómplice. En el universo del Platón. Ahí nos conocemos, nos gustamos, nos deseamos, nos entendemos.

Ahí donde nuestras pobres almas mortales descansan en la discresión de echarle la culpa a lo externo por sentirnos parte de algo que quizás allá, en el mundo real, no nos pertenece.

No toda relación tiene que cruzar el abismo de lo real y lo cotidiano.

Y yo puedo querer lo que sos.

13 dic 2021

Los "Argentinos" de cada continente

 La fama que tenemos los Argentinos es una costumbre que los argentinos solemos tomar con más orgullo que vergüenza.

Ser considerados como los vivos, convincentes y mentirosos del condado es el equivalente cultural a ser ése chico guapo que salía con las chicas más populares y se daba el lujo de romperles el corazón. Ser Argentino es, para nosotros, ésa fama que mezcla un acento ¿sexy? cuando uno dice "Che... Boludo" y ésa picardía que se espera en cualquier momento y a veces da un pase libre para decir una o dos cosas fuera de lugar.

No digo que esté bien. En rasgos generalizados, cada cultura tiene su fama. 

Los Argentinos podemos no admitirlo, pero nos gusta esa fama. Nos da un campo de juego divertido.


Cuando empecé a viajar, yo me llevé esa identidad conmigo en la valija. Y no voy a mentir, ser Argentina me ayudó a romper el hielo en incontables casos en los que uno tiene que ser interesante para hacerse amigos en un país nuevo.


Pero después empecé a entender que no somos los únicos que tenemos ésa fama.

En Latinoamérica, quizá. Pero en el Medio Oriente, hay otros Argentinos. Son los Egipcios.

En Africa, los Argentinos son los Nigerianos. O los Kenianos.

En Asia, los Tailandeses.

Los Argentinos no somos los únicos Argentinos en este mundo.

Los Egipcios tienen, también, ese je ne sais quois que los hace un poquito pícaros, picantes, divertidos y con un poco de peligro. A un Egipcio no me era fácil perderlo en un discurso, sostener una retórica que me hiciera convencerle de algún asunto que se discutiera en la mesa. Ni hablar de negociar con un Egipcio, nunca gané. Cómo me divertía hablar con los Egipcios! Nunca nadie se tomaba las cosas en serio.

Los Kenianos son los reyes del cuento del tío (el "cuento del tío" es el nombre que recibe en Sudamérica (principalmente Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia) un tipo de estafa, en la que se aprovecha de la confianza y ambición de las personas por obtener grandes beneficios fácilmente). Cuando la gente de mi oficina no quería venir a trabajar, generalmente la excusa era una abuelita o tía muerta. Había un pibe en mi oficina que mató al menos tres o cuatro abuelas en menos de un año. Yo sabía que era mentira, pero ¿qué le vas a decir? ¿que te traiga el certificado de defunción? No. Encima tenés que jugar su juego y sentirte mal por ellos y desearles lo mejor, cuando sabés, dentro tuyo sabés, que están en la casa tirados con resaca.

Ser Argentina no es ser Argentina sino es ser de éste grupo de personas en el mundo que jugamos haciendo trampa un poquito. No hablo de la trampa turbia, sino la "trampita", el doble sentido, la letra chica, la promesa adornada con moños, confites y guirnaldas.

Hay gente que es eléctricamente irresistible. Y los hay en todos lados y en todas las culturas. Y por suerte fui Argentina lo suficiente como para darme cuenta, y divertirme con éso, con ellos, juntos, sin susceptibilidades de por medio y una chispa de picardía en el ojo. Encontrar complicidad en una persona que se nos hacía diferente es uno de los sentimientos más gratos de este mundo y uno de los mejores sabores de viajar.


Quote del día: (en el "souk", que es el bazaar) "Hello mi friend! Come inside! I have lamps, I have rugs, I have decorations! You want nothing? I got nothing! Come in!


20 sept 2021

La mala educación Vol II.

 Hace mucho tiempo escribí el primer post sobre la mala educación en respuesta a lo que a mí me parecía era una pérdida de valores asociada con la inmersión de las caras de la gente en los telefonitos.

Ese momento en la humanidad en el que dejamos de saludarnos, dejamos de vernos la cara y comenzamos a temer a quienes nos miran a los ojos. Ese momento en el que la vida de un tercero, que hasta quizá nos cae mal, agarra nuestra atención cuando estamos justo enfrente de la gente que más nos importa.
Ese momento en el que una app o cualquier estupidez nos ayuda a escondernos de la innata ansiedad que sentimos todos cuando estamos rodeados de otras personas. 

Callar es más fácil.
No participar es más fácil.
No exponerse es más fácil.
No hacer el ridículo es más fácil.

Pero las relaciones de quien calla son insípidas.
Por obvio que parezca, el silencio es el creador de lo inmóvil.
Y el silencio genera silencio. Y vacío.
Y después la gente se pregunta por qué ya no habla más con quien hubo reído a carcajadas un tiempo atrás.

Las conversaciones con quien asiente en todo son aburridas.
Quien asiente no agrega nada nuevo. Quien asiente, calla.
Quien coincide en todo lo que se dice es un persona sin sal: físicamente es igual a todos, podría ser el manjar más exquisito, pero la decepción viene cuando uno se entera que no tiene gusto a nada.

Callar. Mentir. No saludar. Asentir. No agregar. No inquietarse. No conectar.
Estos creo son los pecados de la Mala Educación.

Y yo me pregunto,
¿Cuándo dejamos de buscar el alma en los otros?



Quote del día: "Hay que aplicar el automarketing" By una *influencer* del momento

15 sept 2021

 Cuando alguien me gusta
(no me pasa seguido)

y sólo quiero hablar y verlo
y que me cuente cosas
y me construya una historia
de todo lo que fue antes de cruzarnos.

No me canso de los abrazos ni los besos
ni de ser acariciada.
Ni de las miradas,
no me canso nunca
de las miradas.

Buscar complicidad,
reírme por dentro
cuando encuentro algo
que resuena con mi alma.

Conocer a alguien y empezar a descubrirlo
sin preguntarse por qué
o para qué
sino simplemente descubrir a alguien
que entre vergüenza y ego
empieza a mostrar distintos rincones.


Cuando alguien me gusta
me vuelvo un bicho raro.

18 jul 2021

Pinches mudanzas

Me mudé exactamente 23 veces desde que tengo 21 años.
11 veces me mudé de país.

23 veces puse todas mis pertenencias en valijas y entré en un lugar nuevo con la ilusión de recomenzar.
No podía recomenzar. No estaba cómoda. No estaba lista.
Eventualmente me di cuenta que el problema no eran los países, o las culturas, o las mudanzas. El problema era que no iba a poder recomenzar si, entre todo mi equipaje, llevaba toda una vida emocional inconclusa. Una madre bipolar y violenta pero llena de amor en sus momentos lúcidos, un padre jugador al que yo adoré toda mi vida aunque haya perdido el patrimonio familiar entero, una cuna de oro que se convirtió en papel de diario, una infancia sin amigos, marcada por las diferentes culpas que impregna el extremismo de la iglesia católica. Yo creía que mi infancia había sido feliz, y cuanto más pienso, más recuerdo todos los momentos que mi mente borró para protegerme.  

La última vez que volví a Buenos Aires fue en Junio del 2019.
Volví para quedarme. Porque necesitaba mis afectos, mi familia, mis amigos, un amor, un poco de raíces.
Mi alma era uno de los agujeros negros de este universo, chupando todo lo que encontraba y destruyéndolo al instante. Era negra, y estaba cayendo infinitamente en un vacío sin gravedad. Yo pensaba todos los días que ése era el día de mi muerte. Nunca lo era.

Hasta que di con Ana y Ana me cambió el juego.
Ana es psicóloga.
Me dijo que tengo que destruir todo lo que construí, y volver a levantarlo con los mismos materiales. Hay muchos que habré de descartar, y muchos otros, que antes no había usado, hoy serán los pilares.

Me puse a trabajar. ¿Y cuál era el trabajo? Salir a caminar. Respirar hondo. Pensar. Escuchar música. Pensar de nuevo. Buscar sentido, o quizás no, quizás amigarme con la idea de que algunas cosas no tienen sentido. Investigar sobre mis padres, de dónde vienen, cómo fueron sus infancias, qué los llevó a ser como son. Investigar sobre mí. Creer en cosas nuevas. Percibir la energía.

Y todo cambió. Cambió para bien.
Del miedo pasé al valor. A encontrar un trabajo que me hace feliz. A ser más yo y menos ella. Ella, mi superyó que menciono en varios textos. Respiré.

Y de pronto, de un día para el otro, en un transcurso muy veloz de la historia, me encuentro en un aeropuerto escribiendo este texto mientras espero mi vuelo a la Ciudad de Mexico. Mexico es el único país en el que siempre estuve a gusto. Antes de volver a Argentina, pensé muy seriamente mudarme a Mexico. Pero no, ese no era el momento. Tenía que ir a mi país, ver nacer a mi sobrino, vivir mi familia, ver mis amigas de toda la vida, acomodarme, rearmarme, tener charlas importantes con muchas personas, encontrar-me.

Ahora sí es el momento.
Y de todas mis mudanzas,
ésta tiene aires de ser la última.

9 jun 2021

Mi mus(o)

Estoy segura de que nuestras almas se cruzaron antes en la historia.
Tu cara,
la reconozco.
Yo te reconocí desde el primer día.

No sé quién fuiste,
quien eras,
pero yo a vos te conozco
desde antes de conocerte.

Quien mostrabas ser,
quien creías que mostrabas ser,
quien te vendías a vos mismo.
Y quien sos
en realidad,
yo lo sé.

Creo que lo que más bronca me dio siempre
es que aun cuando
tus misterios se desnudaban frente mío
vos seguías jugando "el juego"
cuando yo por dentro pensaba
conmigo
no.
Yo te sé.

Pasaron doce años.
Me cruzo con la avejentada imagen
de tu recuerdo
y aunque tu alma antigua 
no guardó recuerdo alguno de mi ser,
y aunque me enseñaste y me heriste más que nadie,
aunque sigas en el mismo planeta que yo
con este silencio insoportable
y este dolor olvidado
y este perdón perdonado,
aunque te odié más de lo que te quise
yo a vos
te escribí los mejores versos.


15 may 2021

Mi dilema con comprar zapatos

 Mi problema con los zapatos es que, cuando quiero un par de zapatos, no paro hasta encontrar *exactamente* el par de zapatos que tengo en la cabeza.
Tienen que ser de la misma tela, el mismo modelo, el mismo color, la misma forma que hay en mi cabeza.
Y a no ser que yo misma me vuelva zapatera, eso nunca -pero NUNCA- pasa.
Yo no sé negociar conmigo misma.

Cuando quise algo, lo quise a fondo. Y lo busqué, en cada rincón de la tierra, lo que tengo en mi cabeza (a esta altura no te debería sorprender el hecho de que nunca encontré nada de lo que buscaba. *exactamente*)
Porque no sé negociar conmigo misma.
Y me pregunto si en realidad no hube encontrado todo, pero no lo ví, porque no era *exactamente*, lo que buscaba.

Al principio pensaba que no parar de buscar o crear era una cualidad de la gente "ganadora". George Bernard Shaw decía que el progreso depende de la persona que adapta el mundo a sí mismo en vez de adaptarse ellos al mundo; y yo quería ser un agente de progreso mucho más de lo que quise ser una persona que se adapta.

Pero George  Bernard Shaw no explicó que su teoría no aplica a todas las cosas. Que se aplica a las grandes cosas que hay que cambiar, quizá una, dos o tres como mucho en esta vida. Me debería haber explicado que es una tremenda pérdida de tiempo pasar dos meses buscando en todas las zapaterías el muy pequeño porcentaje de posibilidad de que a alguien se le hubiera ocurrido *exactamente* el mismo modelo de zapatos que yo tengo en la cabeza. 
Yo no encontré nada. Exactamente. Pero encontré todo, medianamente.
¿nos conformamos con medianamente?

A veces debería. El esfuerzo que se le pone a buscar el zapato perfecto no es el mismo esfuerzo que se le pone a las preguntas más trascendentales de la vida, como ¿cómo paro con las injusticias en este mundo? --- Ahí pues, es donde uno no puede adaptarse.

Yo nunca quise vivir en Argentina, y soñé con llegar a Londres, mi ciudad preferida en el mundo, y trabajar ahí y ser londinense y eventualmente casarme con un señor que dijera "Bo-ehl" en vez de Bottle.

Y el buscar Londres me hizo irme a Nueva Zelanda, una ex colonia inglesa, con la idea de lograr residencia, y entonces pertenecer al Commonwealth, y entonces poder ir a Londres. Ése era mi plan en 2008. Pero luego de varios meses de vivir en Nueva Zelanda, cuando finalmente me ofrecen una VISA para quedarme, la VISA era para ser asistente de cocina en un bufete de abogados. Y yo era mucho más en esta vida que una asistente de cocina, y me pregunté Qué valía más, si Londres o mi carrera. No quería ser una sudaca más, lavando platos, llamándose Mariah, siendo Brasilera o Colombiana o wherever you are from in South America.

Fue el ego? Volví a mi país a ser alguien en vez de quedarme en Nueva Zelanda siendo nadie.
A veces abro una historia paralela en mi cabeza y me pregunto qué sería de mi vida hoy si me hubiera quedado en Nueva Zelanda siendo nadie, y hubiera escalado desde más abajo mi escalera para lograr ser alguien. Quién sabe.

¿Era eso conformarse y quedarse en la mitad de un sueño, no *exactamente* como lo había creado en mi mente, pero que quizás me hubiera funcionado para cumplir mi meta final, que era quedarme en NZ y lograr ser del Commonwealth, y ahí mudarme a Londres?
Estaría hoy en Londres?

"Nothing ever goes according to plan" me decía mi novio kiwi Julian, una de las personas más inteligentes y autodestructivas que conocí en mi vida. Julian tenía razón. 
El plan debe cambiar. 
Siempre.